Respecto a los tipos de aceites esenciales, la lista podría ser muy larga, tanto como nos permita la propia naturaleza. Eso sí, los más habituales suelen tener las mismas finalidades. El ejemplo universal lo conforman los aceites esenciales que utilizamos para relajarnos, algo que se puede conseguir con el aceite esencial de azahar, que es uno de los más preciados a nivel mundial.
Siendo un poco más concretos, en el mercado se pueden encontrar cerca de un centenar de tipos de aceites esenciales de uso común. Todos ellos se asocian con un tipo de olor y cuentan con las correspondientes propiedades para el que disfruta de ellas. Seguro que de esta lista te suenan varios objetivos vitales.
Mejorar la calidad del sueño. Es uno de las ambiciones principales cuando a ellos se recurre. Y lo mejor de todo es que hay varios tipos que te ayudarán en este terreno.
Mandarino, hierbaluisa, manzanilla, etc.
Reducir el estrés y la ansiedad. Todos en alguna ocasión hemos asociado un aceite esencial de lavanda a momentos de tranquilidad.